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LA FUNCIÓN EDUCADORA FAMILIAR

La familia educa múltiples facetas de la personalidad, a distintos niveles. Los más superficiales de estos niveles (Educación intelectual, Educación cívica, Educación estética, etc.), son los que pueden confiarse a otras instituciones sociales, como a la escuela. Los más fundamentales, en cambio, como la intimidad y el calor familiar, es muy discutible que puedan transferirse.
Lo que de un modo más insustituible ha de dar la familia a un niño, es la relación afectiva y más cuanto más pequeño es el hijo. En los primeros años de su vida esa corriente afectiva es para él, una verdadera necesidad biológica, como base de la posterior actividad fisiológica y psíquica. Se le inducen actitudes y habilidades necesarias (andar, hablar, respuesta afectiva -sonrisa-, etc.), que, sino se educan en el momento oportuno, luego ya no es posible imprimirlas en el niño.
A medida que el niño va creciendo, cuenta menos el papel condicionante del afecto materno y el familiar para dar creciente entrada a factores externos a la familia, aunque la primera situación nunca llega a romperse del todo.
El papel de la familia consiste en formar los sentimientos, asume este papel no enseñando, sino contentándose con existir, es decir, amando; y la acción educadora se extiende a los padres tanto como a los hijos. Esta formación de los sentimientos abarca: Educación de las relaciones humanas, Educación religiosa, Educación sexual, Educación estética, Educación moral y Educación de la sensibilidad. Si en estas cosas falla la familia, es dudoso que alguien más pueda sustituirla. También compete a los padres el educar la voluntad de sus hijos su capacidad de esfuerzo, de entrega y de sacrificio, su espíritu de cooperación y su capacidad para el amor.

Otros ámbitos de la educación familiar
La socialización es una de las formas básicas y esenciales de la Educación familiar. El niño entra en contacto con los demás empezando por el contacto con sus familiares. Al niño se le exigen una serie de comportamientos , con lo cual se le internalizan las normas sociales: esto forma parte de la Educación, pues así le hace controlar su "temperamento", posibilitando la aparición de su carácter.
La primera etapa de socialización ha de ser completada con el posterior contacto con personas externas a la familia: el grupo de amigos y, sobre todo, la relaciones entabladas en la escuela.
La acción de otras instituciones sociales, ha de consistir sobre todo en cultivar la semilla plantada por la acción familiar. La familia es una magnífica escuela de Educación permanente. Estableciendo en ella un buen clima cultural, un buen nivel de diálogo y una alta calidad de convivencia, todos sus miembros se verán estimulados a trabajar en su perfeccionamiento personal.
La familia se ve sujeta a posibles y frecuentes fallos y defectos que la incapacitan para desempeñar bien su función educadora. Entre tales fallos podemos mencionar el echo de limitaciones económicas (del cual hablaremos a continuación), culturales o sociales que coartarán las posibilidades de Educación de los hijos; desequilibrios afectivos, perturbaciones ambientales o anomalías personales de los padres que marcará quizás para siempre el tono de sus hijos.

Relaciones familiares y educación


LOS ROLES PARENTALES. En las relaciones familiares y Educación, se hallan diversos roles familiares. Esos roles se forman en parte en la naturaleza, pero es la cultura de cada sociedad quien más contribuye a determinarlos. Es muy frecuente que el padre personifique la autoridad, y la madre, el afecto. La exageración o exclusivismo de ambos roles es muy perjudicial para una buena Educación de los hijos. El padre ha de tener autoridad con cariño, y la madre, cariño con autoridad.
En el tipo de rol que cada padre y madre tratan cuenta la experiencia que tuvieron en su edad infantil, la cultura adquirida, las costumbres de la propia clase social y las normas pedagógicas aprendidas.

LAS RELACIONES PADRES-HIJOS. En el caso de las relaciones padres e hijos los fallos pueden venir tanto de unos como de otros; pero siendo los primeros los que por definición, no deberían tenerlos. Veamos casos más frecuentes y lamentables en los que pueden establecer relaciones indeseables y antipedagógicas:
1) Padres autoritarios. Hay personas que necesitan colmar sus frustraciones dominando a los demás y teniendo los sujetos a su voluntad. La situación de los padres puede posibilitarles el convertir fácilmente a sus hijos en víctimas de sus necesidades despóticas. Causa sufrimiento al niño, lo perjudica y lo trata con injusticia.
2) Padres permisivos. Es el caso contrario. Hay padres flojos y tolerantes que son incapaces de poner límites a las pretensiones excesivas de algunos hijos. El resultado es que, a parte de malcriar a los hijos, los defraudan profundamente.
3) Padres represivos. La familia reprime muchas cosas en los hijos, precisamente las que la sociedad obliga a reprimir. Algunos ven en esto un mal; puede verse igualmente un bien; todo dependerá del tipo de represiones del que se trate.
4) Padres explotadores. Algunos padres, en vez de considerar su misión como la de posibilitar el lanzamiento de sus hijos para que realicen su conquista personal de la vida, tratan de sacar de estos el partido que puedan en el cultivo de sus propios intereses individuales.
5) Padres inhibidos. Son los que no cultivan la relación con sus hijos. Se encierran en un mutismo, descuidan los problemas y las ilusiones de sus hijos.
6) Padres protectores. Cultivan demasiado la relación con los hijos, en el sentido de que llegan a decidir por ellos y a imponerles un ritmo de vida perfectamente prefabricados y dulcemente asfixiante.
Según Groothoff "las relaciones entre padres e hijos son irreversibles". Los padres han de existir para sus hijos, y no estos para aquellos. Esta relación irreversible entre padres e hijos es propiamente la fuente de la hominización: se experimenta el amor y se enseña a amar, uno es tratado responsablemente y enseña a ser responsable.

La familia y su poder moldeador sobre los hijos
De todos los grupos sociales ninguno es capaz de un influjo tan definitivo como el ejercido por la familia y, más en concreto, por los padres sobre los hijos, en el carácter personal e individual de esas relaciones, en la gran frecuencia de las mismas y, sobre todo, en la tendencia del niño a la imitación y, más aún, a la identificación subconsciente con sus padres. Además de estos resortes psicológicos, se dan una serie de circunstancias sociales que hacen de la familia una verdadera escuela en la que se inician los hijos. Se reconoce a los padres el derecho de educar a sus hijos según el propio criterio ideológico (elección de escuela, religión); la mera relación entre hermanos es a menudo una situación de enseñanza y aprendizaje; los padres tienen una actitud educadora hacia los hijos, y la misma vida familiar está llena de estímulos educativos.

LA FAMILIA CONDICIONA LA FORMACION INTELECTUAL DE LOS HIJOS. El desarrollo de la inteligencia infantil necesita estímulos y contenidos por parte del ambiente. La familia representa un depósito de conocimientos que gradualmente va asimilando el niño.
La familia lleva a acabo algo más que una mera transmisión cultural; ejecuta tres funciones adicionales:
1. Selecciona lo que se va a transmitir, sacándolo del entorno existente.
2. Da al niño una interpretación de todo ello.
3. Valora para él lo transmitido. El niño, pues, contempla la herencia cultural a través de los ojos de la familia.

Cuentan mucho las actitudes que los padres suscitan en los hijos respecto a los estudios y al interés por aprender. En esto se diferencian las distintas clases sociales. Lo que en general abunda en la clase obrera es una actitud menos favorable a la Educación. En las familias campesinas predomina también menos interés que en otros grupos sociales por los estudios de los hijos: en cambio, las familias de funcionarios, y subalternos, muestran gran interés en los estudios de sus hijos. Por lo tanto las actitudes de los padres son el factor más fuerte de la motivación de los hijos en los estudios. Otros factores serían que a mayores ingresos económicos familiares habría un mejor rendimiento escolar de los hijos, y las perturbaciones emocionales en el hogar ocasionan, por el contrario, un bajón en los resultados académicos. Parece que la misma composición de la familia tiende a determinar también el rendimiento escolar.

PECULIARIDADES EDUCACIONALES DE LAS FAMILIAS NUMEROSAS. E. Frazer menciona que en familias muy numerosas se da un menor rendimiento escolar en los hijos. Otras investigaciones comentan que a veces presenta un menor coeficiente de inteligencia. Una posible causa sería la relación personal menos frecuente de los padres con cada hijo (menos lenguaje, menos estímulos).
La Educación de los hijos en tales familias presenta una serie de peculiaridades:
1. Los miembros aprenden muy pronto a aceptar las realidades. Cada individuo de esa familia ha de conformarse a tales situaciones, externas a él y más fuertes que él, dejando poco lugar a proyectar su vida a su gusto y talante.
2. Se da una primacía del grupo sobre el individuo. No puede proceder anárquicamente, tiene que tener en cuenta las necesidades y derechos de los demás. Esto obliga a atender a la situación conjunta.
3. Entre miembros de familias numerosas se desarrolla una peculiar conciencia familiar. Se dan cuenta de la situación que los distingue de otros individuos.
4. La familia numerosa tiene una estructura algo autoritaria. Los padres y los hermanos mayores adquieren un papel predominante.
5. Se incuba la virtud de la cooperación y un espíritu de equipo.
6. Hay una cierta disciplina, expresión de una regla de convivencia.
7. Se da una diferenciación de funciones y roles entre los miembros. Cada cual halla bien definida su situación en el grupo (deberes y derechos).
8. Se da una mayor interacción familiar.
9. El sistema de familia numerosa aporta cierto equilibrio y cordura en cuanto a la formación integral del niño.
10. Hay menos proteccionismo hacia los hijos, con lo cual salen más capacitados y con mayor posibilidad de abrirse camino por sí mismos.
11. Se da un mayor proceso de la socialización de los hijos, han de aprender a adaptarse a las personas, a colaborar con ellas, compartir lo propio.

EFECTOS EDUCACIONALES EN LAS FAMILIAS REDUCIDAS. Las familias de pocos hijos tienen peculiaridades educacionales contrarias al caso anterior, y algunas distintas, son las siguientes:
1. Tendencia a planificar y a proyectar. Procuran tenerlo todo previsto.
2. La paternidad es intensiva, más bien que extensiva. Cada hijo es objeto de especial atención y se toman muy en serio las responsabilidades y tareas educadoras.
3. En la relación interpersonal se da una actitud más cooperativa y una gestión más democrática. Los hijos tienen más oportunidades de expresar sus opiniones y de participar en las decisiones familiares.
4. Los padres tienden a comparar a sus hijos con los de sus vecinos o conocidos.
5. Se es ambicioso con respecto a los hijos. Se procura que tengan una profesión prestigiosa, o suban de clase social, o hagan un matrimonio ventajoso.
6. Los padres intentan satisfacer a sus hijos ambiciones personales que ellos no pudieron realizar. Se trata de un mecanismo de compensación.
7. Proteccionismo paterno con respecto a los hijos. Se atiende a sus problemas individuales, se los anima, se les dan facilidades y ayudas.
8. Existe una mayor concentración afectiva en las relaciones interpersonales.
9. Los hijos se ven sometidos a una ambivalencia afectiva que puede desconcertarlos. Los padres se vuelcan afectivamente en sus hijos pero también son sus correctores y sancionadores.
10. En la familia pequeña el niño encuentra cierto aislamiento social. Tiene pocas personas con quienes compartir su vida, su juego o su conversación.
11. El niño se halla sujeto a una muy fuerte compañía de adultos, debiendo acostumbrarse a sus formas de pensar y de sentir, madurando así un poco precozmente.

 

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